viernes, 9 de diciembre de 2011

Puede que no sirva de nada, ni esperar, ni prometer. Nadie puede robarme la ilusión, porque aunque las crueles palabras que tengo que escuchar de cada uno de los seres que no son él, de los miles de humanos que no quieren entender que no quiero amar a otro que no sea él, cuando esas palabras me golpean el alma una y otra vez, quiero dejarlo todo, quiero morir, quiero olvidarlo. Pero en los momentos a solas, en los momentos en los que sonrío bajito, en las palabras que retumban, en mi futuro, en cada uno de mis sueños en todos esos instantes esta su rostro, su forma de mirarme, su ingrata sonrisa. Llevo 30 minutos, escuchando solo palabras en francés y de fondo mis sollozos, que me gustara ese asqueroso idioma solo lo ha conseguido él, que tuviera ganas de vivir en momentos de absoluta decadencia, lo lograba el. El hecho de que la vida pareciera más facil, que yo misma quisiera ser mejor, y hacerlo mejor, cuando las noches parecían tristes porque aunque sabia que me queria no estaba para acariciarme, de vez en cuando sus palabras sordas y escritas calmaban mis ganas de comerlo.